Trilogía
Martín ojo de Plata
Debo reconocer que tengo debilidad por Matilde Asensi, desde que una buena amiga un día me recomendó leer El último Catón, me enamoré literalmente de la manera de escribir y de su poder de narrativa, he seguido fielmente todas sus obras y ninguna me ha decepcionado.
Me encantaría poder escribir y tan bien como ella pero he de reconocer mis limitaciones.
El último libro que he leído ha sido la culminac¡ón de la trilogía Martín ojo de Plata, supongo que no soy la primera en opinar, pero como hasta hoy no lo he terminado no había tenido la oportunidad de hablar de él.
Como esperaba me ha encantado, lógicamente Tierra firme me sorprendió, una mujer tan joven y con el coraje de Catalina Solís era difícil de encontrar en el siglo XVII
Estamos a finales del siglo XVI, con un imperio español extendiéndose por
el mundo, pero con unos reyes solo preocupados de continuar con sus guerras y
financiarlas. Para ello el oro y la plata traídos desde el Nuevo Mundo son
fundamentales.
Y para esa guerra es también fundamental el monopolio del
comercio. Por ello está prohibido comerciar con las naciones enemigas, aunque
ello suponga el desabastecimiento de las colonias.
Es esta vida de las
colonias la que se nos narra, como a pesar de la riqueza que hubiera tenido que
suponer el oro y la plata (riqueza de la que tampoco pudo disfrutarse en la
península, pues fue uno de los periodos de mayor pobreza), el monopolio, el no
poder ni siquiera por ejemplo hacer vino para no hacer la competencia a España,
hizo que las necesidades fuesen muy grandes, pues hasta ropa para vestir podía
faltarles.
De ahí la importancia que los comerciantes viajando de un sitio
para otro tenían. Comerciantes que en el fondo se dedicaban al trueque de
productos, pues por no haber no había apenas moneda ni metales preciosos, que
eran todos enviados a España. Y es de la vida de uno de estos comerciantes, Esteban Nevares y de sus andanzas de la que se nos habla en el libro.
No es un libro de piratas como he leído en algún sitio. Pero evidentemente hay piratas, porque en estas guerras en las que se veía envuelto el imperio español, el ataque a los barcos españoles con el oro y las mercancías que llevaban era una tentación muy grande.
Piratas, corsarios o contrabandistas, que de todo había y que en el fondo era solo una cuestión de matiz. Porque piratas eran los que atacaban los barcos para robarlos. Pero si lo hacían con una carta de su gobierno con permiso para hacerlo, ya no eran piratas sino corsarios. Y si lo que se dedicaban era a comerciar con el enemigo, entonces eran contrabandistas. Aunque en un momento dado pudieran ser una cosa u otra indistintamente.
Asistiremos también a todo el entramado económico que este comercio suponía y a como algunos se aprovechaban de ello desde España, con la información de cuáles serían las mercancías que partirían para el Nuevo Mundo, para enriquecerse.
Conoceremos también cómo era la esclavitud y el mundo de los encomenderos, aquellos que recibían por parte de España un terreno y encomienda en la que podía hacer trabajar a los nativos, prácticamente en régimen de esclavitud, con la diferencia de que para obtenerlos no tenían que pagar dinero como ocurría con los esclavos negros.
Venganza en Sevilla
Continuación
En Venganza en Sevilla Catalina Solís adopta ya según su
conveniencia el papel de Catalina Solís, transformada en una viuda y hacendada
rica, o el de Martín Nevares, capitán de barco, hijo de un rico comerciante.
Sin destripar argumento, el enfrentamiento con la familia Curvo obliga a
Catalina Solís a volver a España para salvar al que ha sido para ella como su
padre, y del que de hecho su personaje masculino se hace pasar por su
hijo.
Ya en Sevilla, un juramento realizado a su padre le obliga a vengar el
daño sufrido de mano de la familia Curvo, matando a los cinco hermanos Curvo,
tres varones y dos hembras.
Venganza en Sevilla es la historia de cómo Catalina Solís intenta cumplir con ese juramento, fácil de hacer, pero no tanto de cumplir.
Último libro
La conjura de Cortés
Terminbaba Venganza en Sevilla con parte de la venganza cumplida. Pero
solo en parte, la misión de Catalina no está terminada, por lo que ha de volver
nuevamente a Tierra Firme para completarla.
Por otra parte, Catalina o Martín decide cambiar su nombre, pues no
solamente su carácter ha cambiado, sino también su aspecto físico al perder un
ojo. Un ojo que primero tapa con un parche pero luego con un ojo de plata, de
ahí el nuevo nombre que decide adoptar:
«En resolución, señor o señora,
¿sois varón o sois hembra? -preguntó con enfado el marqués de Olmedillas,
creciéndose por las declaración de Rodrigo. Las risas y exclamaciones de
mis hombres tornaron a triunfar sobre os sonidos de la tormenta. Para
vuestras mercedes -exclamé, regocijada-, seré en todo momento Martín Ojo de
Plata.»
Sin haber podido cumplimentar su venganza, Catalina se ve envuelta en una aventura que en principio ni le va ni le viene, porque ¿quién es ella para inmiscuirse en una conjura contra el rey de España sin llevarse ningún beneficio de la misma?
«¿Encontrar un misterioso tesoro del grande conquistador Hernán Cortés? ¿Qué motivos podía tener alguien tan acaudalada cono yo para meterse en semejante brete y, por más, sin que nada fuera para mí?.»
Desde el primer momento me encantó el personaje, disfrutar de las ventajas de un hombre siendo mujer, aunque para disfrutarlas haya tenido que dejar muchas cosa por el camino.
Quizás lo más flojito aunque no menos interesante sea la historia de amor entre Catalina y Alonso, pero bastante bien resuelto para no ser una novela romántica, la misma autora en una entrevista que se le hacía dijo no ser "Federico Moccia" que lo suyo era la aventura y la historia,aunque en esta trilogía la historia es más bien el telón de fondo, sin profundizar, pero recomendable para pasar un buen rato, muy entretenida.
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