La otra cara de Margarita Rosa de Francisco
Autor: SentiidoEntérate. Opina. Discute. Comparte. Dale Sentiido a tu vida.
La actriz y cantante, Margarita Rosa de Francisco, habló con Sentiido sobre su faceta menos conocida: la de columnista. Muchas mujeres se han sentido identificadas con sus ideas y reflexiones.
Cuesta creerlo. Por prejuicios, arrogancia o lo que sea, resulta difícil reconocer que una exreina, actriz y cantante pueda escribir columnas de opinión contundentes y, más aún, cuestionando el machismo, el rol de las mujeres en la sociedad y la influencia de las religiones.
Sin embargo, así lo ha venido haciendo Margarita Rosa de Francisco desde hace alrededor de dos años, en algunas de las columnas que publica en las revistas Ellas de El Espectador y Soho de Publicaciones Semana.
No es fácil asociar que la presentadora de un reality pueda preguntarse públicamente por roles y preceptos cuestionables, pero firmemente arraigados en la sociedad. Pocas “figuras” se atreven a ponerlos en duda, ya sea por miedo a dejar de lucir sexis, por evitar ser señaladas de amargadas y “faltas de hombre” o porque simplemente están convencidas de que todo está bien.
Según Margarita Rosa, cuesta creer que ella lo haga, no tanto porque sea actriz, sino por la estridencia que produce ser una persona reconocida. También, por el hecho de haber pasado por un reinado de belleza y a que, por diferentes razones, tenga que estar en plan de “mujer bella” parte de su tiempo. Y tiende a creerse que belleza y profundidad no pueden ir de la mano.
Pero la verdad es que desde muy niña le ha gustado escribir. De hecho, en ocasiones preferiría expresarse de esta manera. “Aunque me han hecho muchas entrevistas, siempre me intimidan. No puedo evitar sentirme en un personaje y me cuesta trabajo salirme de éste para responder. Me siento más auténtica cuando escribo”, le dijo a Sentiido.
Justamente por esto también le gusta Twitter. En esta red social se siente cómoda para mostrar ese lado que no le pertenece a la figura construida por el público y que poco tiene que ver con ella. “Mis tuits tienen más que ver conmigo que cualquier entrevista o portada de revista”.
En su faceta como columnista, es evidente que le interesa el tema de las mujeres: su cotidianidad, dudas y libertades. Muestra de esto último, es el hecho de que el exsenador ultraconservador Pablo Victoria haya escrito en su cuenta de Twitter que Margarita Rosa es un pésimo ejemplo para la juventud colombiana y que sus posiciones “libertinas e irreverentes” no forman sino que deforman.
Una de sus columnas más difundidas la publicó en marzo de 2014. Titulada “Mi novio no me deja”, cuestiona el hecho de que algunas mujeres parezcan sentirse halagadas de que sus parejas no les permitan usar cierta ropa porque “muestra mucho” o ir a determinados sitios porque son celosos.
“El hecho de sentirnos necesitadas de protección casi que por orden de la genética, produce la resolución deforme de ajustarnos a hombres misóginos que no están a la altura de nuestro intelecto ni capacidad emocional. Tal es el miedo ancestral a quedarnos sin hombre. Una mujer sin hombre da lástima, vergüenza, mejor aguantarse alguno, así sea un idiota que crea que somos una cosa”, escribió.
Otra de sus columnas es “La mujer hecha por el hombre”. Allí dice: “Matar miles de personas en guerras inútiles está permitido en la constitución de los imperios. No así el derecho que debe tener la mujer a decidir íntimamente si da curso a una posible vida, lo cual es diametralmente diferente a quitarla”.
El rey de la manada
En la revista Ellas de El Espectador también publicó “El hombre maldito”, donde escribió: “El hombre maldito no sabe que tiene miedo de la mujer. Está mareado con el bebedizo de la ignorancia acerca de sí mismo, no sabe quién es, ni siente la curiosidad de buscarlo, se guía por la pulsión del sexo y de la muerte para proteger su hegemonía como ‘rey’ de la manada”.
Según Margarita Rosa, ella ha podido escribir sobre estas situaciones porque también las ha vivido y está en capacidad de dar un testimonio. “Yo también he tenido malos momentos con mis novios, a mí también me han humillado y maltratado y fui yo quien elegí estar con esos personajes. Por eso creo que algunas mujeres terminan identificándose conmigo, porque yo formo parte de la misma cultura”, afirmó en la entrevista con Sentiido.
Es entonces cuando dice que las mujeres deberían poder “agarrarse en la trampa” o en el momento justo en que deciden estar con alguien. “No se necesita mucho tiempo para darse cuenta de que ese otro no es para uno”.
Detrás de todo esto, además de una cultura machista, Margarita Rosa cree que también hay una influencia muy poderosa de la Iglesia Católica. “Tenemos el catolicismo metido en la sangre, el cual ha constreñido la libertad de las mujeres y nos ha querido obligar a estar por debajo de los hombres”.
“Esto se refleja, por ejemplo, en el hecho de que los sacerdotes sean solamente hombres, de que en los cónclaves únicamente participen señores por encima de los 70 años, donde toman decisiones sin tener en cuenta la opinión de las mujeres. Sin percibirlo, nuestros comportamientos tienen mucho que ver con lo religioso”.
También, agrega, está la creencia de que no está bien que una mujer ande sola porque, supuestamente, está desprotegida. “O la idea de que si no se casa es porque no es lo suficientemente “deseada”. Por esta presión, muchas de ellas terminan ajustándose a la mediocridad de algunos hombres. Y por eso es que esas relaciones no funcionan, así algunas crean que es porque ellas son problemáticas”.
A Margarita Rosa no le resulta contradictorio su interés por poner sobre la mesa los derechos y libertades femeninas, con el hecho de escribir en una revista como Soho, catalogada por algunas personas de utilizar a las mujeres como “objetos”. “A mí me gustan las firmas de esa revista y me entretienen sus columnas. No me gustan algunas fotos y cada vez me gusta menos el tipo de mujer que promocionan, pero esto no me detiene para seguir compartiendo allí mis pensamientos”, señala.
El “manoseo” editorial
En alguna ocasión, escribió para esta revista una columna que tituló “Los pecados cometidos”. Sin embargo, los editores lo cambiaron por “El día que me besé con Amparo Grisales”. Cuando Margarita Rosa abrió la revista y se dio cuenta de esto, de inmediato escribió una respuesta que llamó “Diatriba contra cambiar el título de mi columna”.
Entre otras cosas dijo: “Como mujer, no puedo evitar sentirme manoseada por la intención vulgar de los que no se aguantan las ganas de morbosearse a costa de asociar nuestros nombres y usarlos para completar sus propias fantasías en público”.
“Pongamos al objeto a que hable del día en que ‘se besó’ con la otra objeto, pues eso es lo que produce interés, la besada, la lesbianada, eso de los pecados cometidos es muy ambiguo, muy general, no tiene casi impacto, ni siquiera dice ‘Amparo Grisales’”, escribió entonces.
Otra de las columnas que ha publicado en Soho es “La virgen puta”. “¿Qué le pasó a la historia, qué le pasó a la religión, qué les pasó a tantas civilizaciones con la figura de la mujer que les resulta todavía tan amenazante, tan necesario silenciar, disminuir, menospreciar, ignorar, agredir?”, dijo.
Para las grabaciones del reality El Desafío, Margarita Rosa estuvo alrededor de dos meses en Marruecos (norte de África). Allí, tuvo la oportunidad de conocer de cerca la cotidianidad de algunas de sus mujeres.
Esta experiencia la inspiró para escribir la columna: “Mujeres escondidas”. “Ellas tienen una humildad innata de la que nosotras carecemos. No sé. Tal vez lo que me pasa es que esta cultura me inspira un respeto profundo y quiero ir más allá de mis prejuicios desde mi pose de mujer ‘liberada’“, escribió.
Según explica, quiso dejar a un lado la idea de que la cultura occidental es superior a otras. “Pretendía no juzgar lo que allá se vive desde la arrogancia occidental. Sin desconocer, por supuesto, que estas mujeres también pasan por situaciones oscuras y que muchas han salido huyendo de innumerables violencias”.
“Por más que nos las demos de liberadas, quizá no lo somos tanto. Si uno mira con detenimiento a las mujeres de Marruecos que andan tan tapadas, lucen tranquilas. Las tuve muy cerca y las percibí bien. La amargura puede estar más presente en las occidentales al verlas a ellas así”, afirmó en la entrevista para Sentiido.
En esa columna también habla de la ansiedad cosmética de occidente. “Uno está atrapado en ese interés de proyectar una imagen bonita, sensual y atractiva, mientras que las mujeres de Marruecos son y se hacen atractivas de otra manera”.
La ansiedad de lo sexi
Margarita Rosa se pregunta: “¿de dónde vendrá esa ansiedad de las mujeres por agradarles a los hombres, para que ellos digan que somos sexis, como si esto fuera necesario para ser aprobadas?”.
“Muchas mujeres viven preocupadas por eso. La misma Shakira, que es una gran artista, se ve deseosa por lucir sensual y mantener esa pose de provocación. Lo peor de todo es que después vienen los lamentos porque seamos vistas como objetos. Cada quien se posiciona como quiere ser vista”, responde cuando se le pregunta por la necesidad de las mujeres de parecer sexis.
Esto, aclara, no quiere decir que no puedan disfrutar de su propia figura. Reconoce que, en su caso, hace ejercicio y sigue cultivando su cuerpo porque le gusta tener un paisaje agradable cuando se mira al espejo. “Quiero ver algo que me gusta”.
Por ahora, como columnista, Margarita Rosa no tiene más ambición que ser constante, consistente y compartir aspectos de su vida. “No tengo mayor pretensión que escribir sobre temas que me interesan y que terminan siendo muy personales”.
También, espera seguir con su principal escuela: ser la lectora que se toma el tiempo que necesite cada página, mientras subraya y vuelve a leer, especialmente aquellos títulos que considera obligatorios para una persona que le gusta escribir.
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